PARIS-ROUBAIX, Un día imposible de olvidar

Describir la Paris-Roubaix es imposible, pero la gente me pregunta y, seguro que vosotros también lo hareis, que lo haga. Pues lo imposible se convierte en sencillo si no me queda otro remedio ya que defino la Paris-Roubaix con una palabra... SALVAJE.

La Paris-Roubaix nos ha brindado sensaciones que nunca nadie de nosotros había experimentado, y eso en la vida, no tiene precio. Experimentar como tiembla hasta el más recóndito de tus músculos tramo de pavé tras tramo de pavé es inexplicable. Ver como un pelotón de 100 personas entran en un tramo de pavé lleno de barro y mojado es inexplicable. Tener que hacer casi 6 km seguidos de pavé después de llevar 240km en las piernas es inexplicable. Y que bonitas que son las cosas inexplicables..

La promesa de ir de turismo y no a cuchillo que le prometía a Jesus el día antes, se fue al traste cuando a las 7:15 de la mañana y, después de 1 hora dando pedales, estábamos cubiertos por un pelotón de 250 personas de gente de toda europa. Les dije, chicos, me estoy aburriendo, vamos a dar marcha al tema. Y vaya si la dimos!! tener la impresión que 250 tíos van a tu rueda siguiendo tu ritmo, mientras el loco de Maya ganaba todos los sprints especiales, Mayo ayudándome en los relevos por aquellos inmensos prados bajo una tensa espera, es imborrable en la memoria. Una tensa espera porque en los primeros 100km no hay pavés y la gente está asustada, muy conservadora, sabedora de que esta prueba no es conocida como el INFIERNO DEL NORTE por casualidad. Conocimos a Joan y a Borja, un catalán y un vasco que repetían. No paraban de decirnos, estais locos!!! guardar fuerzas, pero nosotros a lo nuestro, a enfilar al grupo y Maya a seguir ganado metas volantes, queríamos vivir ésto al 100%, queríamos rebentar, llegar al límite, morir matando.

El primer trozo de pavé es indescriptible, me atrvería a decir que es como el primer polvo!! Pasa tan rápido que no te das cuenta que ha pasado, pero necesitas que vuelva a pasar para experimentarlo un poco. Yo no había visto en mi vida semejantes adoquines, imaginarme a Flecha o Boonen pasar por allí hacía que se me pusiera la piel de gallina.

Y así tramo tras tramo, íbamos pasando y nos íbamos reagrupando al final de cadauno de ellos, adelantando a gente sin cesar, haciendo malavarismos por los paves viviendo algo único. Porque creerme que puertos de montaña hay muchos, pero etapones como la Paris-Roubaix, solo hay una en el mundo.

Tras 255 km, y despues de unos 30km últimos con Mayo absolutamente increibles, rememorando llegadas de Boonen y Cancellara, así nos sentimos, espereramos a toda la Grupeta (Maya, Jesus, Diego, Joan y Borja) y entramos juntos al siempre soñado velódromo de Roubaix.

Tiempo: 8h45 minutos

Distancia: 255km

Desnivel positivo acumulado: 1.200 metros

Tramos de Pavé: 28

Tramos más largo: 3'7km

Tramos más corto: 425 metros

Gran crónica la de Javi Maya en http://www.javiermaya.com