-. ULTRAMAN .-

18 marzo, 2008

Entrenos del 18/3/2008, Marathon de sables 9 days to go!

Sigo tranquilo, bajando progresivamente el volumen pero sin para de golpe. Esta semana solo haré un entreno al día, eliminando ya las sesiones de pesas para no llegar con la musculatura muy cargada.

Mediódía (12:00) 2horas de spinning.

Por la tarde baños de contraste, estiramientos y en total 24km de city bike.

MIRAR QUE MIERDA DE NOTICIA.... EL MUNDO SE ESTÁ VOLVIENDO LOCO??????

PABLO DE LA CALLE
MADRID.- Miseria y esclavitud de un deporte maltratado al que apenas le queda orgullo. El esperpento macabro golpeó con dureza a Kevin van Impe (Aalst, 1981), un joven ciclista, primo del legendario escalador belga que asombró en el Tour de Francia en las décadas de los 70 y 80. Las autoridades flamencas antidopaje no tuvieron compasión del corredor, al que exigieron pasar un control durante el funeral de su hijo, nacido prematuramente y fallecido el pasado lunes. Ni el llanto ni la indignación del desconcertado Van Impe ablandaron a unos funcionarios que no saben de sentimientos.

El esperpéntico suceso, conocido ayer, levantó una gran ola de indignación entre los ciclistas y los responsables de deportes de Bélgica. El ministro flamenco de Deportes, Bert Anciaux, reconoció que es necesario "humanizar" este tipo de controles. "La ley es la ley, pero debe ser humana. Puedo imaginar que el corredor tendría otras cosas en la cabeza", añadió.

El ciclista del equipo Quick-Step aclaró que no tuvo más opción que someterse a las pruebas, a pesar de sus protestas, ya que se arriesgaba a encarar una suspensión de dos años. "Recibí un golpe tremendo cuando me llamaron. Ni siquiera admitieron retrasar durante unas horas la prueba de orina. O era inmediato o lo considerarían una negativa", declaró Van Impe al portal www.sport.be.

La Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP) también se solidarizó con Kevin van Impe y recordó que, antes que nada, los ciclistas son "seres humanos, a los que hay que respetar su dignidad". Faltaría más.

También, los participantes de la París-Niza exhibieron su malestar. El belga Philippe Gilbert subió al control de firma acompañado de los dos primeros de la general, los italianos Davide Rebellin y Rinaldo Nocentini, exigiendo un "mínimo de respeto" y recalcando que lo sucedido "sobrepasa los límites establecidos". Seguidamente, a modo de protesta, retrasaron durante unos minutos la salida de la última etapa de la prueba francesa, ganada por el español Luis León Sánchez. Rebellin se adjudicó la clasificación general.

Kevin van Impe, que saltó al profesionalismo en 2002 y que ahora milita en el poderoso Quick Step, jamás olvidará una jornada tan tétrica, pero al menos le queda el consuelo de, por una vez, haber sido nexo de unión en un deporte demasiado individualista. Los organizadores, directores, empresarios y federativos siempre se han aprovechado de la escasa capacidad reivindicativa de los corredores.

Su tradicional sometimiento les ha llevado a la situación actual, donde están obligados a comunicar con tres meses de antelación el lugar donde se encontrarán para pasar los preceptivos controles antidopaje por sorpresa. Si no son capaces de justificar tres ausencias, son castigados como si hubieran dado positivo y, entonces, se enfrentan a dos años de sanción.

Además, este año todos los ciclistas están controlados con el denominado pasaporte biológico, una tarjeta donde quedan registrados sus niveles sanguíneos y urinarios. En ningún otro deporte sucede algo similar.

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