Como algunos de vosotros sabeis, nosotros vivimos en el barrio gótico de Barcelona, en el corazón de la ciudad donde diariamente miles de turistas, nacionales e internacionales, pasean por estas calles.
Paseando a Neo y Luna, nuestros perros, ayer me llamó mucho la atención un hecho. Íbamos subiendo por las ramblas y un grupo de chicos, aparentemente de turismo en la ciudad, pararon a acariciar a Neo. Uno de ellos dijo, ¡mira, es Franco!.
En pleno 12 de octubre, día de la Hispanidad, un chaval de 16 años había asociado, inconscientemente el nombre del más conocido de los dictadores, al menos declarado, de la historia de España con nuestro perro. ¿Debido a un acto de genialidad por parte de Santiago Segura cuando logra que toda España asocie en su película Torrente 2 el nombre del generalísimo con un bulldog francés?
Lo que está claro es que mientras para algunos, el nombre de Franco se asocia al dictador que tuvo España, para muchos se asocia a un perro.
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